Una visita inusual, sin acarreados

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(22 DE NOVIEMBRE, 2021) Por J. Jesús Esquivel.

 

Washington – La visita a Washington y a la Casa Blanca, del presidente Andrés Manuel López Obrador del pasado jueves 18 de noviembre, fue simplemente inusual, respecto a los encuentros presidenciales a los que los estadunidenses estaban acostumbrados.

De 1988 a la fecha y como corresponsal mexicano acreditado ante la Casa Blanca, me ha tocado trabajar de cerca en diversas reuniones realizadas en Washington entre los presidentes de Estados Unidos y México y en trilaterales que incluyen al primer ministro de Canadá. Desde Carlos Salinas de Gortari hasta AMLO, soy testigo de lo que ocurre tras bambalinas en la Casa Blanca en las visitas de Estado, de Trabajo y Cumbres regionales.

Mi intención es narrar un poco la diferencia de lo que representa AMLO con su estilo ante las faramallas y fanfarronerías del pasado. La Casa Blanca con su fachada y estilo arquitectónico es emblema fehaciente del capitalismo, de opulencia, egolatría y poder. La prensa o fuente de periodistas estadunidenses asignados a la Casa Blanca es insufrible. Con la excepción de unos cuantos -sobran dedos de una mano para contarlos- los reporteros estadunidenses que integran a la fuente de la Casa Blanca están acostumbrados a mirar de arriba hacia abajo a la prensa internacional, del país que sea.

Por primera vez desde 1988 a la fecha, me honra narrar lo inusual de la reciente visita de AMLO a la Casa Blanca. La fuente gringa quedó sorprendida por lo ocurrido en la cobertura de la reunión de su presidente, Joe Biden, con AMLO y el primer ministro, Justin Trudeau. La causa de dicho asombro: el estilo de austeridad de AMLO, el amor que le tiene gente mexicana que vive en Estados Unidos y la reducción y personalidad de los reporteros mexicanos que lo cubren. Los pelos de la burra están Entre calaveras y diablitos, con el presidente AMLO no ocurrió lo que la fuente gringa de la Casa Blanca atestiguó con Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

La cobertura de prensa mexicana de la visita de AMLO a la Casa Blanca fue diferente, sin acarreados. Los 12 reporteros que integramos al grupo de la prensa mexicana que cubrió los eventos de AMLO en la Casa Blanca fue la antítesis de lo que antes con asombro observaron los reporteros anglosajones. La docena de informadores disto de ser aquella multitud de mexicanos que incluía todo tipo de personajes que con la venia de Los Pinos ingresaba a la mansión presidencial estadunidense nada más como aparadores. No hubo conductores de noticiarios de televisión ni radio de México vestidos con trajes de diseñador pavoneándose y presumiendo que eran invitados personales del presidente. La delegación mexicana de acarreados por los expresidentes en sus visitas a la Casa Blanca llegó a ser superior en número a los reporteros estadunidenses que cubren diariamente a su presidente. Ahora, la delegación de prensa de Canadá superó por mucho a la mexicana. Los colegas canadiense eran siempre los menos. Los 12 reporteros mexicanos fuimos sólo eso, informadores.

Hasta la camaradería que nunca había entre los reporteros mexicanos por la presencia de los López Dóriga y así, en esta visita de AMLO se dio de manera natural. Con orgullo vi a mis colegas almorzando sándwiches afuera de la sala de prensa de la Casa Blanca. Se acabó ese fastidioso pregonar de los acarreados de antaño y, no porque me interesara, sino porque lo gritaban a los cuatro vientos para que todos se enteraran; que acudirían a cenar a los restaurantes más caros de Washington y luego se retaban entre ellos para irse a “gastar los viáticos al shopping” y por último acudir a beber wiskis de una sola malta a bares de alta categoría.

 

 

Otro gran diferencia, AMLO viajó de México a Washington y se regresó al país en vuelo comercial. La prensa mexicana lo mismo, y pagando sus boletos de avión, gastos de hospedaje y comida; lo que antes sufragaba Los Pinos a cambio de lo que no hacía falta decir; una cobertura a modo.

Un colega estadunidense extrañado de ver a decenas de mexicanos a las orillas de la Casa Blanca con pancartas, camisetas y con gritos de fervor apoyando a AMLO, me preguntó la razón de ese fenómeno. Debe ser a que ahora sí se sienten reflejados con un presidente que enarboló a la lucha contra la corrupción como su bandera, le conteste.

 

 


*J. Jesús Esquivel es periodista, escritor, editor y productor mexicano. Actualmente es corresponsal en Washington de Proceso y colaborador de Aristegui Noticias.

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